viernes, 8 de marzo de 2013

La recuperación del manto de tisú de la Macarena



La Esperanza Macarena con el manto de tisú.
La Semana Santa de 2013 contará con un gran reestreno en la Hermandad de la Macarena, el manto de tisú, aquel a quien Quintero, León y Quiroga hacían embajador del señorío de Sevilla. El manto está siendo intervenido en los talleres de Fernández y Enríquez en un acto casi de desagravio por la labor de pasado y remozado de los bordados llevada a cabo en el mismo taller en 1994. 

El manto de Tisú es, según criterio de los expertos, una de las obras cumbres del bordador Rodríguez Ojeda y principal baluarte de la corriente regionalista que el artista propone en los últimos años de su vida. La obra en cuestión supone una ruptura con las líneas románticas, según declaraciones de Rafael de Rueda -diseñador responsable de la recuperación de las trazas originales del manto- “Crea un bordado que sigue el agua del pollero. Luego hace una serie de radiales que se enlazan con una especie de tela de araña. Una vez hecho eso, lo demás es decoración para ir cubriendo los huecos, pero todo está muy equilibrado”. Se trata de un manto de cuidado diseño y gran presencia del soporte textil, un tejido verde manzana con trazas de hilo de oro que aporta gran parte del significado final de la composición.

La intervención sobre el manto de Tisú no se justifica en el estado de conservación de los bordados ni del soporte si no en la pérdida del diseño original. Se trata por tanto de la recuperación del verdadero valor artístico de la obra: el dibujo de Rodríguez Ojeda. La figura de Manuel Rodríguez Ojeda es clave en la configuración actual de la estética de la Semana Santa de Sevilla y lo es por su faceta de diseñador, pues es al final la traza y el estilo de sus bordados lo que lo convirtieron en el principal taller para realizar y especialmente crear mantos y palios. La recuperación del diseño, y por tanto del significado como obra de artesanía de los bordados de Rodríguez Ojeda, es una labor muy necesaria en cuanto a la conservación de la pieza y a su vez un reconocimiento a la obra de un gran bordador que ha sufrido la alteración, y en buena medida la agresión, de gran parte sus obras.

Confección del manto en el taller de Rodríguez Ojeda
En los últimos años ha cundido la preocupación por recuperar el valor de los diseños de mantos y paliosbordados, especialmente los heredados de finales del siglo XIX, destacando por ejemplo el manto de la Virgen de las Lágrimas. Las modas y tendencias han sido siempre inherentes a los talleres de bordado, cada pieza tiene su contexto y estilo, sin embargo esto supone  a la vez un riesgo. Los deseos de adaptar los mantos a los estilos del bordado en las diferentes épocas han provocado alteraciones y destrucciones de mantos originales, algo de lo que el manto de la Macarena no se libró en gran parte debido a lo personal del diseño y la ruptura con modelos más convencionales.

Felizmente la hermandad ha patrocinado la recuperación del valor artístico del manto confiando en Manuel de Rueda las labores de documentación y dibujo para devolver a la Macarena y a Sevilla el dibujo original que Rodríguez Ojeda realizó en el contexto de la Sevilla de la Exposición Universal de 1929, un detalle histórico que no resulta pasajero en la configuración de este manto de delicadas proporciones y gran maestría artística.

Sirva de ejemplo esta intervención para impulsar la preocupación por la conservación de los bordados de las hermandades como una muestra más de su patrimonio a la cual se le debe reconocer un valor artístico y cultural que no puede ignorarse en pro de la funcionalidad y de la supeditación a corrientes y modas, procurando la conservación de la raíz de la obra: el diseño original del creador.

Rodríguez Ojeda en la manigueta del palio de la Macarena el año del estreno del manto.

Javier Prieto, gestor cultural (@patrimoniosacro)

martes, 5 de marzo de 2013

El nazareno de mano tendida: una aportación de la imaginería castellana.



La imaginería de la Semana Santa en España tuvo su época de máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII, los modelos pasionistas recogidos en grabados, aleluyas e imágenes recorrieron de norte a sur la península adaptándose a la idiosincrasia de cada lugar. En este artículo se pretende establecer una línea evolutiva de la representación de Jesús Nazareno en actitud dialogante hacia el pueblo que lo contempla, los nazarenos de mano tendida.

La iconografía del Nazareno

N.P.Jesús Nazareno. F.Ocampo 1610
La representación iconográfica de Jesús camino del Calvario también denominada de Jesús Nazareno o Jesús con la cruz al hombro se consolida en las representaciones del arte gótico dentro de la búsqueda de la humanidad de Cristo. Así en las vidrieras de la Catedral de Chartres se representa ya a Cristo abrazando la cruz por el patibulum rodeado de sayones. En el arranque del siglo XVI la representación de Jesús Nazareno adquiere cierto carácter alegórico siendo común su representación con la cruz invertida en actitud triunfante. Es posiblemente la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno -atribuida a Francisco de Ocampo, hacia 1610- el punto de conexión entre la imaginería manierista y el naturalismo de las escuelas barrocas que cristalizarán en la imaginería procesional la iconografía de Jesús Nazareno.

La iconografía común de Jesús con la Cruz al hombro camino del Calvario se consagra en las composiciones devocionales de las escuelas de imaginería de finales del siglo XVI y especialmente la de la primera mitad del XVII. La iconografía más recurrente del Nazareno representa a Cristo de pie, doblegado por el peso de la cruz, la cabeza inclinada en actitud sumisa, y  con ambos brazos sosteniendo el extremo más bajo del patibulum. La teatralidad de la composición suele rematarse con la presencia de elementos añadidos como túnicas, sogas, coronas de espinas o incluso pelucas de pelo natural. La obra de Martínez Montañés y Juan de Mesa y Velasco consagrarían esta iconografía en dos obras de referencia artística y devocional: Nuestro Padre Jesús de la Pasión y Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Esta representación del Nazareno no se limita al área de influencia de la imaginería barroca sevillana, pues a ella responden los venerados Nazarenos de Córdoba y Murcia, ambos de finales del siglo XVI, el paso de Jesús en la Calle de la Amargura de José de Larra Churriguera realizado en 1716 para la Congregación de Nazareno de Salamanca o el Nazareno de la parroquia zamorana de San Frontis.

La iconografía en la escuela de Valladolid

Frente a la propuesta más común, la escuela de imaginería procesional vinculada a la figura de Gregorio Fernández consagró a comienzos del siglo XVII un nazareno más cercano a las propuestas del teatro barroco tan propias de la Semana Santa vallisoletana. En líneas generales se representa a un Jesús más portentoso con la carga expresiva ya no en la actitud hacia la cruz si no en su dialogo con el espectador mediante un detalle común: la mano derecha extendida hacia el público o los personajes que representan al pueblo cristiano, por lo general la Verónica.

En la concepción de esta forma de representar a Jesús con la cruz al hombro tuvo gran peso los grabados de la Pasión contenidos en los libros litúrgicos que circulaban por España. La obra  De imitatione Christi de Tomás Kempis contenían ilustrativas representaciones de la vida de Cristo en las que el pasaje del camino del Calvario era muy recurrente. Uno de los grabados que pudo servir de inspiración a los imagineros castellanos fue el realizado por Martin Schongauer hacía 1480 y que formó parte de alguna de las ediciones de la obra de Kempis. En este grabado se representa a Cristo con la cabeza erguida y ligeramente ladeada hacia la multitud, su brazo izquierdo se muestra alzado para sostener la cruz mientras con el derecho agarra el paño de la Verónica.

Las primeras plasmaciones de esta representación del Nazareno las encontramos a comienzos del siglo XVII en obras de Pedro de la Cuadra y Francisco del Rincón, sin embargo la obra clave en la propagación de esta iconografía es el paso Camino del Calvario que encargará la Cofradía de la Pasión a Gregorio Fernández en 1614. Curiosamente un paso cuyo Nazareno original no se conserva, pero cuyo esquema si se extendió por distintas localidades del entorno de Valladolid, tanto en los grupos escultóricos como en las imágenes individuales.

Jesús Nazareno, Pedro de la Cuadra ca.1600. Valladolid.

Foto: jesusario.blogspot.com
El Jesús Nazareno que hoy en día compone el paso Camino del Calvario en el museo Nacional de Escultura de Valladolid fue realizado, según la mayor parte de los investigadores, por Pedro de la Cuadra para la cofradía de Jesús Nazareno en torno al año 1600. En origen se trataba de una imagen de vestir, tallándose el cuerpo actual con túnica en 1697. Su presencia en la actual composición del paso se debe a la reconstrucción del mismo en torno a 1920 aprovechando está imagen de la parroquia de San Agustín, donde permanecía desde 1676 tras un conflicto entre la parroquia y la cofradía que se vio obligada a remplazar su titular por uno nuevo. La imagen presenta a Cristo, aunque arrodillado sobre el suelo, presenta la posición de los brazos que hemos identificado como característica de esta escuela, el izquierdo erguido para sujetas la cruz y el derecho dirigido hacía el espectador, en este caso remarcado por la necesidad de sujetarse en la caída. La  actual imagen titular de la cofradía de Jesús Nazareno de Valladolid,  encargada en 1676 como se señalaba anteriormente, sigue al detalle la composición del nazareno aunque con túnica de talla que sería estofada a mediados del siglo XX.

Jesús Nazareno, Francisco del Rincón 1606. Medina del Campo.

Foto: www.navadelrey.eu
En la provincia de Valladolid se conservan dos nazarenos del escultor Francisco del Rincón. La primera de ellas fue tallada en 1606 para la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias de Medina del Campo. Se trata de una talla de tamaño mayor que el natural, concebida para vestir pero tallada en su integridad. Jesús Nazareno se muestra erguido, con la cabeza girada hacía la derecha siguiendo el gesto de la mano tendida, el brazo izquierdo de nuevo se eleva por encima de la cabeza para sostener la cruz. Se trata de una imagen que siempre ha desfilado en solitario, demostrando que desde los primeros planteamientos el nazareno con la mano tendida era una respuesta común a esta iconografía, con independencia de que formará parte de un grupo escultórica en el que se exigiese una mayor teatralidad. En 1607 el mismo autor realizaría otra obra de similares características para Nava del Rey (fotografía adjunta).

Jesús Nazareno,  Pedro de la Cuadra ca. 1612. León.

Foto: Foro papones
La imagen de Jesús Nazareno de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús de León está atribuida a Pedro de la Cuadra sin embargo no se conocen datos ciertos sobre su origen y ejecución, recientes aportaciones han señalado incluso la gubia de Gregorio Fernández para su autoría. En cualquier caso las sucesivas intervenciones sobre la obra hacen muy difícil su atribución, así como su estudio iconográfico. Las fotografías más antiguas, sin embargo, sí permiten situarlo en el marco de este estudio. El Nazareno de León presentaba, antes de la intervención de Víctor de los Ríos, los rasgos característicos que hemos enunciado anteriormente,  si  bien en este caso con la mano diestra ligeramente levantada. Su configuración barroca además le hacía vestir túnica de terciopelo suelta desde los hombros, como era común en las representaciones castellanas del nazareno, y peluca de pelo natural. La imagen se acompañaba de un cirineo atribuido a Díez de Tudanca fechable a mediados del siglo XVII,  la figura secundaria de Simón de Cirene será clave en la configuración de los grupos escultóricos del Camino del Calvario.

Camino del Calvario, Gregorio Fernández 1614. Museo Nacional de Escultura.

Reconstrucción con el Nazareno de 1697
El grupo escultórico Camino del Calvario consagraría definitivamente la representación de Jesús Nazareno con la mano tendida como pasaje principal de la calle de la Amargura.  Siguiendo los cánones de los grabados del siglo XV y XVI se representa a Jesús en el centro (la imagen original de Gregorio Fernández no está localizada en la actualidad), delante de él a su izquierda un sayón lo conduce con una soga y a su diestra la Verónica le ofrece el paño para enjugar su rostro. Tras él a su izquierda el Cirineo sostiene el último tramo de la cruz, al igual que en el paso de León, y a su derecha un sayón lo conmina a avanzar.

El paso original evolucionaría a finales del siglo XVII. En primer lugar se sustituiría el nazareno de Gregorio Fernández por otro de vestir en el marco de las reparaciones llevadas a cabo por Juan Antonio de la Peña y Juan de Ávila en 1697. Esta imagen ha sido recientemente recuperada por la cofradía de Pasión, curiosamente la nueva imagen ya no respeta los cánones de los nazarenos de comienzos del siglo XVII, abrazando la cruz con ambos manos en el tramo bajo del patibulum. En las reformas de finales del siglo XVII se alteraron en cierta manera los sayones, añadiendo una característica trompeta al sayón de la soga y ampliando la lanza del soldado que se clavaba en el costado de Cristo. Estas transformaciones han sido fruto de numerosos estudios por las erróneas interpretaciones de la  composición y su evolución.

La Verónica, 1694-1696. Palencia

Archivo del blog
La importancia de la imaginería de Valladolid en la Semana Santa de los centros de población de su entorno fue crucial, un buen ejemplo es el paso de La Verónica o Jesús Camino del Calvario de Palencia. Las imágenes son obras de varios autores, la Verónica y el sayón del palo son de Antonio Vázquez de 1694, el Cirineo y el sayón de la soga de Bernabé López Frías de 1696, y el Nazareno es obra de José de Rozas en 1694. La imagen de Cristo recoge todos los planteamientos señalados en este análisis, giro de la cabeza en actitud comunicativa, brazo izquierdo elevado para sostener la cruz, y el brazo derecho extendido con la mano tendida hacia la Verónica. La constatación de esta iconografía hace entender que también así sería la imagen de Gregorio Fernández en Valladolid, de cuyo paso es el de Palencia copia fiel.

La caída, finales del s.XVII. Salamanca

Foto: jesusario.blogspot.com
De nuevo las desafortunadas intervenciones llevadas a cabo sobre la imaginería procesional dificultan el análisis de este paso de la Cofradía de la Vera Cruz de Salamanca. La documentación de la cofradía recoge a finales del siglo XVII la existencia de un paso denominado “Nuestro Señor con la Cruz a cuestas” que parece identificarse con el actualmente denominado La caída. Las fotografías antiguas no dejan ninguna duda sobre la inspiración de la obra en el paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández si bien con las intervenciones llevadas a cabo en Valladolid a finales del siglo XVII, así el nazareno, que presidía el grupo, se presentaba con la posición de los brazos según el canon de principios de siglo  aunque en actitud casi genuflexa.



Otros nazarenos

Jesús Nazareno, Híscar.
Aunque parece que a finales del siglo XVII se extiende definitivamente el modelo más tradicional de Jesús Nazareno con las dos manos en torno al brazo de la cruz, se conservan algunas representaciones más del nazareno de mano tendida fechables en el difuso marco de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Sin fecha ni autor conocido se encuentra el antiguo Nazareno de la Cofradía de la Vera Cruz de Fuentesaúco, pese al pésimo estado de conservación se adivina la posición de las manos cercana a las reproducciones del paso de Gregorio Fernández, especialmente la de Salamanca. En Híscar y Cuenca de Campos, Valladolid, también se conservan sendos nazarenos de vestir de esta misma tipología. Por último cabe citar el Nazareno de Palencia, realizado en 1717 por Tomás de la Sierra, siguiendo el modelo de la imagen cristífera del paso de la Verónica.

La remodelación de Jesús con la Cruz al hombro, 1909. Sevilla

Foto: cuestiondecofradias.blogspot.com
La imagen titular de la sevillana Hermandad del Valle está atribuida a la escuela de Roldán de la segunda mitad del siglo XVII, su configuración original seguía los cánones más clásicos de la escuela sevillana: mirada baja y las manos en el extremo inferior del patibulum. Sin embargo su remodelación en 1909 alteraría su composición para resaltar la comunicación con las mujeres y la Verónica que figuraban en la cabecera del misterio. La intervención en el Cristo separó el brazo diestro de la cruz para disponerlo en actitud de consolar a las mujeres, tomando así la propuesta de la escuela castellana para representar la figura del nazareno. Curiosamente en el proceso de reforma se pierden gran parte de las figuras secundarias que acercaban la composición del grupo al paso realizado por Gregorio Fernández en 1614 para representar dicha escena.

Conclusión
 
La imaginería castellana del siglo XVII aportó a la imaginería española está representación de nazareno con la mano extendida. Pronto superada por la representación más clásica de los nazarenos para capillas y oratorios, la representación castellana de este misterio en el siglo XVII es fiel reflejo de la búsqueda de la comunicación con el espectador y la teatralidad de las escenas en la Semana Santa de Valladolid y su entorno en el siglo XVII.

Javier Prieto Prieto

Fotografías:

Para ver las fotografías a más resolución pinche aquí.

Bibliografía:
 
MARTÍN HERNÁNDEZ, Rafael. "Breve síntesis de la evolución de la iconografía de Jesús con la Cruz al hombro"
VASALLO TORANZO, Luis. "El paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández. 
URREA, Jesús. "Escultores coetáneos y discípulos de Gregorio Fernández en Valladolid (II)"