viernes, 18 de enero de 2013

Conservación preventiva: la limpieza

Labores de limpieza, Hdad. del Amparo
La aplicación de criterios de conservación preventiva en los bienes de las cofradías debería ser una constante en las hermanades ya que minimiza las necesidades de restauraciones e intervenciones drásticas sobre las imágenes y otros enseres del patrimonio cofradiero. En términos del Instituto de Patrimonio Cultural Español se considera la conservación preventivo como una estrategia basada en un método de trabajo sistemático que tiene por objetivo evitar o minimizar el deterioro mediante el seguimiento y control de los riesgos de deterioro que afectan o pueden afectar a un bien cultural.

De entre las labores de conservación preventiva que las cofradías pueden llevar a cabo la principal es la de limpieza, la eliminación periódica de residuos y sedimientos permite conocer el estado de los bienes, evita o reduce la presencia de agentes lesivos y realza la presencia de las obras. Uno de los bienes que tienden a presentarse con mayor acumulación de polvo son los retablos y hornacinas, en muchos casos por la dificultad del acceso.  

La revisión de los retablos no se debe limitar exclusivamente a las labores de limpieza, para resaltar la belleza de la pieza, si no que deben profundizar en el análisis de la estructura, presencia de plagas, etc. La propia configuración de los retablos suele hacer que el peso de las imágenes recaiga sobre estructuras de tablazón que pueden presentar deterioros por el paso del tiempo y ponen en riesgo la estabilidad del retablo y de las imágenes titulares.

Las labores de limpieza deben realizarse siempre bajo la supervisión de un especialista en conservación de bienes culturales, que es quien conoce los medios y formas con que debe procederse a la limpieza. Un buen ejemplo es la propuesta llevada a cabo por la empresa Gestionarte, Servicios integrales aplicados a los Bienes Culturales, que cuenta entre su catálogo con un servicio de conservación preventiva para retablos. 

La importancia de contar con profesionales es crucial. Se evita de esta manera intervenciones de conservación que puedan suponer lesiones y daños irreparables para las obras, algo que ha venido suciendo de forma habitual en muchos lugares, como los recurrentes repintados con pinturas plásticas y purpurinas para poder recuperar de forma rápida y barata el brillo y el color que el polvo había ocultado.

Muchas hermandades han tomado conciencia de esta necesidad y así muchas de ellas han iniciado calendarios de limpieza y conservación de sus retablos, así en verano de 2010 la Hermandad de Nuestra Señora del Amparo llevo a cabo labores de limpieza en el retablo de su capilla en la iglesia de la Magdalena, Sevilla, bajo la supervisíón de José J. Fijo y Almudena Fernández, los restauradores del Altar Mayor del mismo templo.


Para cerrar os dejo un video que ilustraba la entrada del blog Gestionarte, labores de limpieza del Baldaquino de Bernini de San Pedro del Vaticano, un equipo especializado retira cada seis meses el polvo acumulado en esta portentosa obra:




Fotografía 1: Labores de limpieza en el retablo de la capilla de la Virgen del Amparo, Sevilla. Fuente: Hermandad de Nuestra Señora del Amparo.

Video 1: Catholics news service, vía noticiasgestionarte.blogspot.com

Javier Prieto, gestor cultural

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