Capilla de la Hdad. Tres Caídas, S.Isidoro |
La constitución del
patrimonio de las cofradías sigue una línea de prioridades, casi a la manera de la pirámide de Maslow, una vez que se cuenta con una imagen a la que rendir
culto es necesario buscarle un espacio donde hacerlo, de esta manera se impulsa
la instalación de altares, retablos, la construcción de capillas e incluso en
algunos casos la erección de iglesias propiedad de la cofradía.
La arquitectura promovida por y para las
cofradías suele estar marcada por la funcionalidad de los espacios, templos adaptados
para el culto a las imágenes titulares y la organización de la vida de la
cofradía, suelen contar con puertas amplias para la organización de procesiones
y en ocasiones con espacios anexos para almacenamiento y tesoro. No obstante,
insistiendo de nuevo en los múltiples matices del patrimonio cofrade podemos
hablar de varias categorías de arquitectura cofrade.
El espacio
arquitectónico más común es la capilla, construcciones anexas a la iglesia
titular en la que se erige la cofradía que solían ir acompañadas de una fundación
para sostener su conservación. Se solían cerrar mediante rejería y acogían las
imágenes titulares durante el culto diario, celebrándose las funciones en la
propia capilla, mientras que para las celebraciones principales se solían
trasladar las imágenes al presbiterio del templo.
Capilla Hdad. de los Javieres, Omnium Sactorum |
En un principio se
trataban de pequeños espacios anexos a la iglesia matriz. Un buen ejemplo es la
actual capilla de la Hermandad de
los Javieres, donde se fundaría la Hermandad del Silencio en 1340,
una capilla de planta cuadrada, cubierta por una cúpula sustentada sobre
trompas (SILENCIO,
nº130, pags. 42-43). A medida que avanzan los siglos las capillas anexas
amplían sus dimensiones, adquiriendo casi planta de iglesia, aunque comunicada
con el templo matriz, buen ejemplo son la capilla de Nuestra Madre de las
Angustias de Zamora construida a partir de 1581 junto a la iglesia de san
Vicente Mártir o la capilla de la Hermandad del Silencio de Sevilla en su
actual templo de San Antonio Abad (SILENCIO,
nº130, pags. 44-48). Pero de entre todas las cofradías el principal
exponente en cuanto a construcción de capillas en el interior de las iglesias
son las hermandades sacramentales titulares de las grandes capillas dotadas de
valiosas obras de arte destinadas a guarecer y fomentar el culto al Santísimo
Sacramento.
Otra tipología de
construcción recurrente eran los humilladores y ermitas, pequeños edificios por
lo general construidos en las afueras de la localidad. Suelen estar vinculados
a procesiones, rogativas y romerías, como la Ermita del Cristo de Valderrey en
Zamora. Con los mismos criterios de
espacio reducido se construían también pequeñas capillas urbanas, muchas de
ellas perdidas por el desarrollo urbanístico, Ermita de Ntra.
Sra. del Socorro en las inmediaciones de la plaza de Viriato de Zamora; o
ampliadas por el desarrollo de la hermandad, capilla del Baratillo
en Sevilla. Los procesos de desamortización también fomentaron la presencia de
capillas en el entramado urbano, muchos conventos y hospitales desaparecieron
quedando sólo en pie las capillas custodiadas por cofradías y hermandades,
capilla de la hermandad de
Monte Sión en Sevilla.
Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz, Valladolid |
La etapa de esplendor que
las cofradías vivieron durante el barroco propició la construcción de templos
propios. Las cofradías decidían levantar sus propias sedes para albergar a sus
titulares y celebrar sus nutridas funciones, motivadas además por la búsqueda de
cierta independencia respecto al control de la parroquia. Se trata de un
fenómeno común en Castilla y León, especialmente en Valladolid donde las
grandes cofradías erigieron notables templos símbolos de su época de mayor auge:
iglesia
de la Pasión construida a partir 1577 por la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión
de Cristo, de la misma época son las
iglesias de la Cofradía Penitencial de
la Santa Vera Cruz y la de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias. Aunque
algo más tarde, ya a mediados del XVII, también construye iglesia propia la Insigne Cofradía
Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Un ejemplo singular por su gran belleza es la
iglesia de la Vera Cruz de la
cofradía homónima de Salamanca, erigida bajo proyecto de Gil de Hontañón a
mediados del siglo XVI fue reformada por Joaquín Churriguera en 1714 y declarada
BIC el 25 de marzo de 1983. En Sevilla,
encontramos dos ejemplos: la iglesia de Nuestra Señora de la O, construida
por la cofradía sobre los terrenos de un antiguo hospital en 1702 (desde 1911
cedida para uso parroquial), y la iglesia de San Antonio Abad, propiedad de la Hermandad del Silencio
por donación de S.M. Carlos IV mediante Real
Orden de 15 de septiembre de 1793.
Basílica de la Esperanza, Málaga. |
A partir de mediados del siglo XX la nueva etapa de
esplendor de las cofradías, especialmente penitenciales, provoca un nuevo
proceso de reforma y construcción de templos y capillas que encuentra su respaldo
en la autoridad eclesiástica con la concesión a varios de ellos del rango
litúrgico de Basílica Menor. Así las dos grandes devociones de Sevilla inician
el proceso para la construcción de templos propios, en 1949 la Hermandad de la Macarena
bendice su nuevo templo de planta tradicional con gran nave central, amplío
presbiterio y capillas laterales; por su
parte la Hermandad del Gran Poder bendice
su nueva capilla, de planta circular, en 1965. Ambas iglesias fueron posteriormente
consagradas como Basílicas, la de la Esperanza Macarena en 1966 y la dedicada
al Señor de Sevilla en 1992. También en 1988 la Hermandad malagueña del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y
María Santísima de la Esperanza construyó un nuevo templo para sus imágenes
titulares consagrado como Basílica menor el mismo año. En fechas recientes ha
alcanzado este rango la capilla de la hermandad
del Cachorro, siendo la primera basílica del barrio de Triana.
Las cofradías no solo tenían capillas e iglesias, la actividad de la
hermandad exigía la tenencia de dependencias anexas vinculadas a sus distintas
naturalezas: hospitales para labores asistenciales (Cofradía de Jesús Nazareno, Córdoba),
paneras o salas de pasos (Hermandad de la Crucifixión, Medina
de Rioseco) o las actualmente conocidas como casas de hermandad. De este último tipo de construcciones,
dedicadas a la atención de los cofrades y las tareas rutinarias de la cofradía,
una de las primeras referencias la
encontramos en Zamora y en el año 1503.
En las Ordenanzas de Nuestra Señora de San Antolín y del Señor Santiago de la
ciudad de Zamora, actual Cofradía
de Ntra. Sra. de la San Antolín o de la Concha, se cita la existencia de
una sala de la cofradía en donde los cofrades se reunían para compartir
decisiones y mantel, se encontraba en la calle Toral situada en los aledaños de
la sede la cofradía.
Otros capítulos:
II. Arquitectura
III. Arte mueble
IV. Textiles y orfebrería
V. Música, arte efímero y escenografía.
VI. Documentación y testimonios gráficos.
VII. Patrimonio inmaterial
VII. Patrimonio inmaterial
Fotografía 1: Capillla de la Hermandad de las Tres Caídas, iglesia de San Isidoro, Sevilla. Fuente: Archivo Javier Prieto.
Fotografía 2: Capilla de la Hermandad de los Javieres, iglesia de Omnium Sanctorum, Sevilla. Fuente: Blog Leyendas de Sevilla. Autor: Pepe Becerra.
Fotografía 3: Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz de Valladolid. Fuente: Blog Domus Pucelae. Autor: Vicente Camarasa.
Fotografía 4: Basílica de la Esperanza, Málaga. Fuente: Web Archicofradía del Paso y la Esperanza, Málaga.
Javier Prieto, gestor cultural.
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