Stmo. Cristo Yacente o de la Vera Cruz, tras su intervención. |
El pasado viernes, día 19, se presentó en
Fuentesaúco la restauración de la imagen de Jesús Yacente que ha llevado
a cabo Jaime Mateos Capel, Restaurador de Bienes Culturales, bajo las
directrices de la Delegación de Patrimonio y Cultura y el Taller Diocesano de
Restauración del obispado de Zamora.
Cristo Yacente, Semana Santa 2011 |
La imagen es una obra anónima de
la cual se conocen pocos datos sobre su autoría y datación, si bien todo apunta
a que pudo ser realizada a finales del siglo XVII por algún autor del círculo
salmantino de escultores barrocos, siendo muy posiblemente la obra Cristo
Nuestro Bien, de la Cofradía de la Vera Cruz de Salamanca, la fuente de
inspiración para su realización. Se trata de una imagen de talla completa realizada
en madera, presenta a Cristo Muerto con todas las heridas y laceraciones de la
Pasión. Los brazos son articulados para poder celebrar la representación del
descendimiento de Cristo, acto que fue prohibido en 1827 (más información sobrela talla).
La cofradía del Santo Entierro
(heredera de la antigua cofradía de la Vera Cruz), de la que el Cristo Yacente es la imagen titular, llevaba varios años promoviendo la restauración de la
imagen debido a la existencia de diferentes problemas de conservación. En
términos generales la obra se encontraba en buen estado, especialmente al no
haberse visto alterados sus elementos originales, no obstante el paso del
tiempo y el uso de la obra habían ido distorsionando los valores originales de
la obras.
Los deterioros más relevantes que
presentaba eran:
- Presencia de varias grietas, especialmente una que recorría todo el abdomen y otra en la zona de los hombros.
-La badana de piel que cubría las articulaciones de los hombros se encontraba rota y muy deteriorada.
- Los dedos de los pies presentaban numerosas pérdidas de volumen debido al rozamiento con la urna. En las manos, uno de los dedos se encontraba seccionado y se había vuelto a unir con pegamento.
- Numerosos desconchones y pérdidas de color por el rozamiento y la acción humana.
-Presencia de pequeños repintes y zonas con barnices oxidados.
La intervención, que se presentará
oficialmente en el mes de agosto, ha consistido en una limpieza general de la
policromía original, reintegración volumétrica de las falanges de los pies,
sellado de grietas, reintegración cromática de las lagunas y pérdidas de
policromía original, reparación de la articulación de los brazos y aplicación
de una nueva badana en piel natural, policromada siguiendo la tonalidad y las
marcas de sangre de las partes conservadas de los elementos conservados, y por
último la aplicación de la capa de barniz para proteger la obra.
Izquierda: antes de la restauración. Derecha: resultado de la intervención |
Tras la retirada del barniz y la limpieza de
la suciedad acumulada se observa una policromía mucho más pálida en la que
cobra un mayor peso el tratamiento anatómico y la presencia de numerosos
detalles en la encarnadura para reflejar las marcas de la flagelación, las
heridas y el comienzo del rigor mortis en las manos y los dedos de los pies.
Con esta intervención la imagen ha recuperado su pleno significado, mostrando
una imagen clásica en las formas, tratamiento del paño de pureza o la anatomía,
y de una mayor expresividad barroca en el tratamiento de la policromía, debido
posiblemente a la práctica común de las labores de la escultura y la policromía
no recayesen en la misma persona.
Izquierda: antes de la restauración. Derecha: resultado de la intervención |
La imagen se encuentra ya en el Santo
Sepulcro en la Ermita de los Dolores, donde se mantendrá expuesta a la
veneración de los fieles.
Más fotografías del resultado:
Javier Prieto.
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