Altar de cultos, Hdad. de la Amargura. Sevilla |
La preocupación por la
conservación del patrimonio religioso desarrollada en las últimas décadas ha
coincidido con una importante renovación de los enseres litúrgicos derivada de
la interpretación del Concilio Vaticano
II. Estas dos realidades contemporáneas han conseguido que gran parte del
legado patrimonial católico haya dejado de formar parte del ajuar de las
iglesias, perdiendo gran parte de su significado, para formar parte de
colecciones museográficas y exposiciones temporales o quedando olvidados en
almacenes y sacristías.
Las cofradías, principalmente las
de Sevilla y su entorno, han sabido
defender la conservación del ajuar tradicional, consiguiendo frenar la
desaparición de estampas seculares como los altares de cultos o el monumento
del Jueves Santo, poniendo en valor un importante conjunto patrimonial
vinculado al arte efímero: candelería, platería, mobiliario o colgaduras. El
uso de estas piezas obliga a primar su
conservación, siendo necesario limpiarlas, restaurarlas e inventariarlas, pero
sobretodo ha garantizado que las nuevas generaciones conocen su significado y
entienden por qué y para qué se usan. Así mientras la mayoría de niños
andaluces reconocen una naveta, una ráfaga o conocen para que se utilizaban las
sacras, en el norte de España resulta una materia nueva para alumnos
universitarios de estudios vinculados al patrimonio.
En el resto de España la
utilización para el culto de determinados enseres (candelabros, sacras,
expositores, jarras, paños, doseles, etc.) exige una profunda labor de recuperación
tras varias décadas de desaparición que en ocasiones encuentra la oposición
férrea de las posiciones más “contemporáneas”. En este sentido, las campañas de
revitalización de la Solemnidad del Corpus Christi y otras fiestas en honor al
Santísimo Sacramento están sirviendo para que muchas piezas abandonen las
sacristías para recuperar la finalidad para la que fueron creadas, el culto
divino, a la hora de levantar altares al paso de Su Divina Majestad.
Altar del Corpus, Cofradía de la Concha. Zamora. |
¿Qué tiene que ver la recuperación del ajuar litúrgico tradicional con
la conservación del patrimonio? Durante siglos las iglesias han mantenido
los mismos incensarios, las mismas candelerías, las mismas sargas, las mismas
imágenes ¿por qué? Por que se encontraban en uso, la utilización del patrimonio
dedicado al fin para el que fue creado es una garantía de conservación y de
conocimiento. Hoy en día, dado el conocimiento existente sobre conservación y
protección del patrimonio, es perfectamente viable hacer un uso responsable y
sostenible de las piezas. El patrimonio
vivo y en uso, en primer lugar se conoce y se aprecia, lo que permite una mayor
conciencia social sobre su valor, su significado y su necesidad de
conservación. Los enseres que se utilizan se revisan y se atienden,
preocupándose de su limpieza, de las necesidades de restauración y de que no se
pierdan o extravíen.
No cabe duda que existen piezas
del patrimonio religioso que por su valor artístico y cultural deben formar
parte de exposiciones y museos de arte sacro, pero ello no puede conllevar,
como ocurre en muchos casos, la musealización de los templos, la proliferación
de sacristías con vitrinas y la erradicación de las muestras de piedad y fervor
popular. El acervo patrimonial de la Iglesia Católica encuentra su máximo
significado cuando se utiliza para el culto, porque su uso conlleva su
conservación y protección, la máxima puesta en valor posible y el disfrute de
su significado.
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