La Esperanza Macarena con el manto de tisú. |
La Semana Santa de 2013 contará con un gran reestreno en la
Hermandad de la Macarena, el manto de tisú, aquel a quien Quintero, León y
Quiroga hacían embajador del señorío de Sevilla. El manto está siendo
intervenido en los talleres de Fernández y Enríquez en un acto casi de
desagravio por la labor de pasado y remozado de los bordados llevada a cabo en
el mismo taller en 1994.
El manto de Tisú es, según criterio de los expertos, una de
las obras cumbres del bordador Rodríguez Ojeda y principal baluarte de la
corriente regionalista que el artista propone en los últimos años de su vida.
La obra en cuestión supone una ruptura con las líneas románticas, según declaraciones
de Rafael de Rueda -diseñador responsable de la recuperación de las trazas
originales del manto- “Crea un bordado
que sigue el agua del pollero. Luego hace una serie de radiales que se enlazan
con una especie de tela de araña. Una vez hecho eso, lo demás es decoración
para ir cubriendo los huecos, pero todo está muy equilibrado”. Se trata de
un manto de cuidado diseño y gran presencia del soporte textil, un tejido verde
manzana con trazas de hilo de oro que aporta gran parte del significado final
de la composición.
La intervención sobre el manto de Tisú no se justifica en el
estado de conservación de los bordados ni del soporte si no en la pérdida del
diseño original. Se trata por tanto de la recuperación del verdadero valor
artístico de la obra: el dibujo de Rodríguez Ojeda. La figura de Manuel
Rodríguez Ojeda es clave en la configuración actual de la estética de la Semana
Santa de Sevilla y lo es por su faceta de diseñador, pues es al final la traza
y el estilo de sus bordados lo que lo convirtieron en el principal taller para
realizar y especialmente crear mantos y palios. La recuperación del diseño, y
por tanto del significado como obra de artesanía de los bordados de Rodríguez
Ojeda, es una labor muy necesaria en cuanto a la conservación de la pieza y a
su vez un reconocimiento a la obra de un gran bordador que ha sufrido la
alteración, y en buena medida la agresión, de gran parte sus obras.
Confección del manto en el taller de Rodríguez Ojeda |
En los últimos años ha cundido la preocupación por recuperar
el valor de los diseños de mantos y paliosbordados, especialmente los heredados
de finales del siglo XIX, destacando por ejemplo el manto de la Virgen de las
Lágrimas. Las modas y tendencias han sido siempre inherentes a los talleres de
bordado, cada pieza tiene su contexto y estilo, sin embargo esto supone a la vez un riesgo. Los deseos de adaptar los
mantos a los estilos del bordado en las diferentes épocas han provocado
alteraciones y destrucciones de mantos originales, algo de lo que el manto de
la Macarena no se libró en gran parte debido a lo personal del diseño y la
ruptura con modelos más convencionales.
Felizmente la hermandad ha patrocinado la recuperación del
valor artístico del manto confiando en Manuel de Rueda las labores de
documentación y dibujo para devolver a la Macarena y a Sevilla el dibujo
original que Rodríguez Ojeda realizó en el contexto de la Sevilla de la
Exposición Universal de 1929, un detalle histórico que no resulta pasajero en
la configuración de este manto de delicadas proporciones y gran maestría
artística.
Sirva de ejemplo esta intervención para impulsar la
preocupación por la conservación de los bordados de las hermandades como una
muestra más de su patrimonio a la cual se le debe reconocer un valor artístico
y cultural que no puede ignorarse en pro de la funcionalidad y de la
supeditación a corrientes y modas, procurando la conservación de la raíz de la
obra: el diseño original del creador.
Rodríguez Ojeda en la manigueta del palio de la Macarena el año del estreno del manto. |
Javier Prieto, gestor cultural (@patrimoniosacro)
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