IN EXSPECTATIONE PARTUS
La devoción a la “Expectación del parto” en las cofradías de España, religiosidad
popular en torno a las advocaciones de La Expectación, La O y La Esperanza.
Javier Prieto Prieto
El 18 de diciembre la iglesia católica española ha venerado desde
antiguo con gran solemnidad a santa María virgen, en la antesala de la
Natividad del Señor. Fruto de esta hermosa tradición existe en España un vasto
patrimonio vinculado a la devoción popular al misterio de la Expectación del
parto de la Virgen.
Sumario:
I. La Solemnidad de Santa María, 18 de diciembre.
II. La advocación.
III. La iconografía letífica.
IV. Cofradías de la Esperanza
V. La iconografía dolorosa de la Esperanza.
II. La advocación.
III. La iconografía letífica.
IV. Cofradías de la Esperanza
V. La iconografía dolorosa de la Esperanza.
La fiesta de Santa María, 18 de diciembre.
El Concilio de Toledo del año 656
d.C. instauró el 18 de diciembre la fiesta de Santa María. Con esta celebración
se quería celebrar con la máxima solemnidad la maternidad de la Virgen María en
los días previos a la Natividad del Señor, dado que la celebración de la
Encarnación solía coincidir con la Cuaresma o la Pascua, no pudiéndose celebrar
con la solemnidad estimada la Encarnación del Hijo de Dios. Según algunos
investigadores en la fijación de esta fiesta mariana pudo intervenir San
Ildefonso, atribuyéndole de igual manera las oraciones que enfocaron esta solemnidad
hacia la conmemoración de la Maternidad Divina frente a la celebración de la
Anunciación[i].
La liturgia hispana guardaría con celo esta celebración de Santa María, que con
el tiempo pasó a denominarse In Exspectatione Partus Beatae Mariae Virginis y
que sigue siendo una fecha de gran relevancia en el calendario de la Liturgia
Mozárabe.
Su memoria se conservó en España
tras la implantación del rito romano, refrendada por distintos Papas a lo largo
de los siglos XVI y XVIII como fiesta propia del ámbito hispánico. Así el Misal
Romano de 1962 incluye entre sus MISSÆ PRO ALIQUIBUS LOCIS la Misa del 18 de
diciembre, In Exspectatione Partus B.
Mariæ Virg., una celebración que desapareció con la reforma litúrgica
posterior al Concilio Vaticano II.
La advocación.
La celebración durante casi trece siglos de la fiesta de la Expectación
llevó consigo el nacimiento de varias advocaciones marianas vinculadas a la
espera del parto y la preparación del nacimiento del Niño Jesús. En primer lugar,
la Virgen de la Expectación que asume directamente el título de la fiesta y que
suele representarse con la Virgen encinta.
La advocación de la O resulta más
controvertida respecto a su origen, la interpretación más común vincula este
apelativo a las antífonas mayores del oficio de Vísperas de la última semana de
Adviento que comienzan con la invocación Oh
(en latín O). El resto de interpretaciones se relacionan con las
representaciones iconográficas de la advocación, considerando que la O podría
hacer referencia a la silueta redondeada de la Virgen encinta, al óvalo o sol
con el Niño Jesús que portan algunas imágenes
o incluso a la silueta de las ráfagas y resplandores, aunque este
elemento no siempre presenta forma ovalada fuera del área de influencia de
Sevilla.
La advocación de la Esperanza
resulta algo más tardía que las anteriores y en su significado se entrelazan
junto a la expectación del parto, la virtud de la Esperanza y su posterior
interpretación en las imágenes dolorosas como expectación ante la Resurrección
de Cristo.
La iconografía letífica.
La advocación de la Expectación,
la O o la Esperanza cuenta con un desarrollo iconográfico propio, aunque la
expansión de la advocación hará que no sean pocas las imágenes de la Virgen que
bajo la iconografía de Theotokos ostenten la advocación de la Esperanza, como
la Virgen de la Esperanza de la iglesia de San Cipriano de Toledo o la Patrona
de Logroño.
La iconografía de la expectación
parte del modelo bizantino de la Blacherniotissa,
también denominada Platytera, que representa a la Virgen en actitud orante
con los brazos hacia el cielo y un gran óvalo en el pecho que contiene una
representación del Niño Jesús.
Otra de las fuentes iconográficas
de las imágenes de la Esperanza es el pasaje de la mujer vestida de sol del Apocalipsis (Ap 12, 1-2)[ii]
pues San Juan la describe encinta y con grandes dolores de parto, dando lugar a
que algunas representación de la Virgen de la Expectación guarden cierta
semejanza con los simulacros de la Inmaculada Concepción: trono de nubes, media
luna, serpiente bajo los pies, etc.
Se ha señalado[iii]
como una de las primeras representaciones iconográficas de la expectación en España el Altar de Santa María de Lluçà, conservado en el Museo Episcopal de
Vic. En un lateral del mismo aparece la Virgen con los brazos extendidos y
rodeada de los siete dones del Espíritu Santo. Sin embargo no aparece
referencia alguna al nacimiento del Niño Jesús lo que podría vincular la
representación más al misterio de Pentecostés que a la expectación del parto.
La vinculación de las fiestas de
la Expectación y la Encarnación desde la implantación de la primera de ellas,
tuvo un importante reflejo en el arte. Así resulta común la unión de ambas iconografías
en los grupos de la anunciación de finales del siglo XIII en los que Virgen
aparece ya con un abultado vientre mientras conversa con el ángel San Gabriel.
Se trata además de un conjunto de obras en las que se enlaza la ternura del
gesto con que la Virgen acaricia su vientre y la majestad con que se representa
a la Madre de Dios. Ejemplos de esta iconografía son la Virgen de la Esperanza
de la Catedral de León o los grupos de la Anunciación de la Colegiata de Toro,
la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente y el del Santuario de la
Hiniesta, con notables similitudes entre ellos.
Partiendo de las representaciones
de la Anunciación se empiezan a tallar imágenes exentas de la Virgen encinta,
así en la iglesia de Santiago de Medina del Campo encontramos la Virgen de la
Expectación, denominada anteriormente como nuestra
señora la preñada de la anunciación pese a que no se conocen noticias de la
existencia de imagen del ángel San Gabriel en ninguno de los emplazamientos en
que ha estado la imagen.[iv]
Otro ejemplo destacado es la Virgen de la Expectación conservada en el museo de
la Catedral de Tuy, que partiendo de los modelos góticos pone en el énfasis en
el vientre de la Virgen como señal del inminente nacimiento del Hijo de Dios.
A partir del siglo XVI la
representación de la Expectación adquiere un componente más espiritual. Las
imágenes de la Virgen se representan en piadosa oración, entroncando de nuevo
con la iconografía de la Encarnación, y las formas abultadas se remplazan por
elementos simbólicos como el óvalo o sol con el Niño Jesús o sus iniciales,
volviendo de esta forma a la iconografía primitiva. Ilustran esta tipología la tabla
de la Virgen de la Esperanza de Juan Sariñena, conservada en el Museo de BBAA
de Valencia, o la Virgen de la O de Francisco de Ocampo conservada en
Castilleja de la Cuesta.
Cofradías de la Esperanza
El desarrollo iconográfico de la in exspectatione partus fue aparejado a
una creciente devoción hacia este misterio de la vida de la Virgen,
especialmente vinculado a las mujeres embarazadas. Este fenómeno no tardaría en
institucionalizarse a través de varias cofradías y fundaciones pías repartidas por el
territorio español bajo la protección de Nuestra Señora en sus advocaciones de
la O, la Expectación y especialmente La Esperanza.
Hermandades de Gloria
Las primeras cofradías letíficas bajo
la protección de la Esperanza surgen a partir del siglo XV en el marco del
desarrollo de los gremios, estas corporaciones formulaban las pautas para
desarrollar la religiosidad de sus miembros siendo en su mayor parte el origen
de las cofradías más antiguas conocidas hoy en día.
Una de las primeras hermandades
de gloria consagradas a la Virgen de la Esperanza se fundó en Triana y es el
germen de la actual Pontificia, Real e Ilustre
Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento, de la Pura y
Limpia Concepción de la Santísima Virgen María, Santísimo Cristo de las Tres
Caídas, Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista. La Hermandad de Luz de Nuestra Señora de la
Esperanza se fundó en 1418 por el gremio de ceramistas del barrio de Triana
en la Real Parroquia de Santa Ana, desconociéndose la imagen titular de dicha
corporación. La corporación gremial se fusionaría con varias hermandades
trianeras adquiriendo su carácter penitencial a partir de su fusión con la Hermandad
de las Tres Caídas de Cristo y Nuestra Señora de la Salud en 1616.
El gremio de pellejeros de
Sevilla tomaría también a la Virgen de la Esperanza como titular de su cofradía fundada en 1444, eligiendo una antigua imagen que se veneraba en el hospital de la Correduría. El Hospital de la O o de la Expectación había sido erigido en 1249 por San Fernando, y estaba presidido por una imagen de la Virgen que por su fama de milagrosa, entre los enfermos del hospital, recibía el nombre de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera.
Aunque la cofradía gremial llegó a extinguirse la imagen siguió recibiendo
culto en la iglesia de San Martín donde se fundaría una nueva cofradía letífica,
intitulada Ilustre y Fervorosa Hermandad
de Nuestra Señora de la Esperanza, en el año 1666. Tras muchas vicisitudes
históricas la Hermandad de la Divina Enfermera se fusionó con la penitencial de
la Sagrada Lanzada en la década de los setenta del siglo XX, garantizando así
el sostenimiento de sus cultos y su salida procesional. Aunque se presume una
continuidad histórica en la imagen de la Virgen de la Esperanza Divina
Enfermera desde la cofradía gremial a la actualidad, la talla ha sufrido
diversas alteraciones en su iconografía y aspecto a lo largo de los siglos. La
iconografía original parece responder al modelo Theotokos según los cánones de
las imágenes fernandinas –Virgen de los Reyes, Virgen de las Aguas del
Salvador, etc.- pues desde antiguo se constata la presencia de una imagen del
Niño Jesús exento con gran devoción en la colación del hospital. La imagen
primitiva sería alterada durante el siglo XVI, sabiendo que era de talla y
portaba al Niño Jesús entre sus brazos. A finales del siglo XVII encontramos
una representación de la Divina Enfermera en la que se muestra a la imagen
exenta en actitud de oración, se trata de un cuadro de grandes dimensiones que
se conserva en la iglesia de San Martín en el que se representa el misterio de la Purificación[v].
El cuadro de la Purificación es un trampantojo
a lo Sagrado y en él se representa
el altar de la Virgen de la Esperanza adornado para la festividad de la
Purificación, fiesta que celebraba la cofradía al menos desde 1754. Llama la atención la alteración de la
iconografía tradicional de esta imagen, representándola sin el Niño Jesús y
portando un libro de horas entres sus manos, en un simulacro a medio camino
entre la iconografía popular sevillana de la Encarnación y la Concepción[vi]
-llegándose incluso a identificar la imagen del cuadro con la Inmaculada
Concepción del convento de Regina Angelorum-. En cuanto al ajuar de la imagen
aparece vestida según los gustos españoles del siglo XVII -con saya acampanada,
justillo y amplios mangales, todo ello adornado con lazos y joyas[vii]-
tal y como se le representa en el grabado de 1743, aunque en esta ocasión ya
bajo su iconografía de Madre Dios luciendo rostrillo, ráfaga y sosteniendo al
Niño Jesús entre las manos. En 1766 la imagen estrena una pieza simbólica de
gran interés, un óvalo de plata con la representación del Niño Jesús que la
imagen porta en su vientre durante los días previos a la Navidad en sustitución
de la imagen del Divino Infante. La Divina Enfermera sufrirá una importante
remodelación en 1786 para adaptar su iconografía al modelo de la Virgen del
Amparo, bajo la iconografía de la Hodigitria.
Desde ese momento la Virgen portará al Niño Jesús sobre su brazo izquierdo, tal
y como se representa en el Sin Pecado dieciochesco que conserva la hermandad.
En 1494 se funda en Valladolid
una cofradía bajo el título de Nuestra
Señora de la O y bendito Isidro Labrador en la iglesia de San Andrés. Con
la canonización del santo madrileño en 1622 la cofradía erigió una capilla para
el culto a San Isidro y Santa María de la Cabeza perdiéndose la referencia a
Nuestra Señora de la O.
A comienzos del siglo XVI se funda en Toledo la Esclavitud de Nuestra
Señora de la Esperanza de San Lucas. Esta cofradía, de la que se tiene
constancia ya en 1513, se fundaría por Diego Hernández tras presenciar el milagro de la Salve. En la parroquia
mozárabe de San Lucas se habría conservado desde tiempos de la dominación
musulmana la costumbre de consagrar el sábado a la veneración de la Virgen ante
una imagen advocada de la Esperanza. Doña Ana Romero, devota encargada de
costear este culto, falleció dejando como responsable del sostenimiento de la
salve de los sábados a su sobrino Diego Hernández, un joven de vida
desordenada, que abandono esta piadosa costumbre. Al poco tiempo se extendió
por Toledo el rumor de que aunque la iglesia ya no se abría cada sábado se oían
los cánticos propios de la sabatina a la Virgen, ante las habladurías Diego
Hernández decidió acudir a comprobar lo que se contaba. Al abrir el templo se
halló a la Virgen acompañada de varios ángeles que entonaban la Salve. La
milagrosa aparición propiciaría la conversión de Diego Hernández quien proveería
del sostenimiento durante todos los sábados de la Salve a la Virgen de la
Esperanza. La cofradía erigiría capilla
propia en 1612, para acoger a la Virgen de la Esperanza –imagen vestidera
siguiendo el canon de las glorias toledanas-, en la parroquial de San Lucas
dónde se asumirían varias obras de mejora aparejadas al auge de la cofradía
durante el siglo XVII. El crecimiento de la esclavitud llevó aparejado la
presencia entre sus hermanos de miembros de la nobleza durante el siglo XVIII,
especialmente entre los Grandes de España[viii].
La iglesia de San Lucas, uno de los templos más antiguos de Toledo, permanece
cerrada al culto desde el año 2002 a la espera de las obras de rehabilitación.
En fechas recientes la Virgen de la Esperanza ha sido sometida a un proceso de restauración,
siendo presentada el día 18 de diciembre en la iglesia de Santa Justa y Rufina
sede de la Ilustre y Antiquísima
Hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes de Nuestra Señora de la Esperanza San
Lucas de la Imperial Ciudad de Toledo, que la asume como patrona de la
comunidad mozárabe de la ciudad.
También en Toledo existe desde
la segunda mitad del siglo XVI otra cofradía dedicada a la Virgen de la
Esperanza, en este caso en la iglesia de San Cipriano. Se trata de una imagen
románica de finales del siglo XIII revestida al modo de las glorias de Toledo y
con un rico ajuar de orfebrería y mantos. Esta imagen no era originalmente
denominada de la Esperanza, adquiriendo esta advocación por su intervención
milagrosa durante una plaga de peste en la ciudad.
En 1612 se funda en el Convento de Santo
Domingo de la Calzada de Logroño la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, cuyo primer libro conservado es de 1641 en donde
se señala que es de la “cofradía
de Nuestra Sra. de la Esperanza, llamada antiguamente Nuestra Sra. La Toledana,
sita en la capilla de Ámese Juan de Mendizábal que al presente es de Doña Isabel Ibáñez en la Iglesia de Sr.
Santiago el Real de esta ciudad de Logroño”. La imagen de la Virgen de la
Esperanza es la patrona de la ciudad de Logroño y se conocen datos de la
presencia de la talla en la ciudad riojana desde el siglo XIV. Se trata de una
imagen de líneas románicas, sedente según la iconografía de la Theotokos pero
muy intervenida a lo largo de los siglos.
Ya avanzado el
siglo XVIII se crea en Madrid bajo la protección de la Virgen de la Esperanza
la Santa y Real Hermandad de María
Santísima de la Esperanza y Santo Celo de la Salvación de las Almas, fundada
por S.M. el rey Felipe V en 1734. Su principal función era ofrecer asilo
durante el embarazo a las prostitutas que eran acogidas en el hospital del
Pecado Mortal, bajo secreto sin que nadie más que el secretario de la
corporación conociese el nombre de las acogidas. La hermandad del Pecado Mortal, como era conocida
popularmente, tuvo un importante papel en el Madrid del siglo XVIII, asumiendo
a partir de 1800 la asistencia a las mujeres solteras que sin ser prostitutas
se hubiesen quedado embarazadas.
Hermandades de Penitencia
La dedicación de hermandades de sangre a la veneración del misterio de la
Expectación no tardará en surgir en la Sevilla del siglo XVI. En 1560 se funda
en el hospital de Santa Brígida, Santa Justa y Santa Rufina de la calle
Castilla una hermandad de gloria[ix]
que rendía culto a la Santísima Virgen en su advocación de la O. En 1566 se
aprueban sus reglas como hermandad de sangre saliendo en procesión en la noche
del Jueves Santo y el Domingo de Resurrección. La floreciente Hermandad de la O
adquirió la propiedad de la iglesia del hospital tras su fusión con la
hermandad de Santa Brígida, erigiendo a comienzos del siglo XVIII la actual
iglesia de la Virgen de la O. La hermandad cuenta con dos imágenes bajo la
advocación de la O, la imagen gloriosa anónima del siglo XVI –bajo la
iconografía de Virgen orante- y la Virgen de la O dolorosa, tallada por de
Castillo Lastrucci para sustituir a la original de Martínez Montañés tras su
profanación en 1936.
En Málaga se funda en 1641 la Hermandad
de los setenta y dos hermanos de la Madre de Dios de la Esperanza
agregada a la Archicofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús -aunque con procesión
y gobierno propio- fecha en la que se encargaría la imagen de la Virgen de la
Esperanza. La Virgen de la Esperanza, imagen dolorosa de candelero, pudo haber
sido tallada por el granadino Pedro de Mena según algunos autores, sin embargo
las sucesivas restauraciones tras el incendio de la iglesia de Santo Domingo en
1931 han desvirtuado considerablemente los rasgos de la talla.
Pero si una Hermandad ha marcado
la proliferación de cofradías penitenciales en torno a la Virgen de la
Esperanza es sin duda la Hermandad de la Macarena. La Cofradía de nra señra de la esperança y hermandad de penitencia se
funda en el Colegio de San Basilio de Sevilla en 1595, con un marcado carácter
caritativo propio del carácter de la orden basilia. El promotor, Hernando de la
Cruz, ya había demostrado su devoción por la Virgen de la Esperanza, al fundar
bajo su protección el hospital de Posadas.
A partir del año 1624 la hermandad comienza a hacer estación a la
S.I.Catedral, intitulándose a partir de 1654
cofradía De la Sentencia de muerte que dieron a christo nro. Redemptor y
Nra. Srª. de La Esperanza. La hermandad del barrio de San Gil, a cuya
parroquia se trasladó en 1653, se fusionará con la Hermandad del Rosario a
finales del siglo XVIII dentro del proceso de supresión y reformas de cofradías
de 1788. Tras una etapa de declive a lo largo del siglo XIX, desde comienzos
del siglo XX la Hermandad de la Esperanza Macarena se convertirá en una de las
corporaciones de referencia de la Semana Santa hispalense, tanto a nivel
devocional como estético, lo que promoverá el desarrollo de la devoción a la
Virgen de la Esperanza Macarena como advocación e iconografía a nivel nacional.
La iconografía dolorosa de la Virgen de la Esperanza
El auge de la Esperanza Macarena
a lo largo del siglo XX supuso la proliferación de cofradías y hermandades que
tomaron a la Macarena como referente devocional y estético, siendo la época de
mayor auge de este movimiento durante el período de la postguerra al amparo del
nacionalcatolicismo y la recuperación de las cofradías tras la guerra.
Nace así una nueva iconografía la
de la Esperanza Macarena en la que
jugará un papel clave la forma de vestir a la Virgen ideada por Rodríguez Ojeda
en la transición del gusto romántico al modelo más castizo. En consecuencia la
iconografía de las imágenes de la Esperanza se identificarán principalmente por
el ajuar de la imagen, al igual que ocurrió en el siglo XVIII con la Soledad de
la Victoria de Madrid. Así se extenderá un modelo de imagen de bastidor,
conforme a los cánones del barroco sevillano, revestida de manto verde, tocado
de encajes y repitiendo en ocasiones piezas del ajuar de la Virgen como el
fajín militar, la corona o las propias mariquillas.
La expansión de este modelo
iconográfico tuvo varias vías, así por ejemplo se conoce la participación del
General Queipo de Llano en la fundación de nuevas cofradías bajo la protección
de la Esperanza. Pero fue la cultura popular quien contribuyó sin duda a la
conversión de la Esperanza Macarena en el referente devocional de la España de
mediados del siglo XX.
La vinculación de importantes
personajes del panorama nacional a la cofradía sevillana atraía la atención de
los medios de comunicación sobre la participación de la Macarena en la afamada
Semana Santa sevillana, de la que ya era por entonces una de las principales
referencias.
Además cabría señalar también la
promoción de la devoción macarena a través de la música popular. Las afamadas
composiciones de los maestros León, Quintero y Quiroga introdujeron en los
hogares españoles los referentes devocionales de la Sevilla de mitad de siglo
al formar parte de las letras de muchas de sus composiciones, sirva como
ejemplo la estrofa final del popular Romance
de Valentía:
Por él ninguna serrana
lloró de luto vestida…
Por él ninguna campana
dobló amaneciendo el día.
Pero en cambio entre
azucenas y entre velas enrizas,
en San Gil, la
Macarena,
sí que lloraba de pena
por la muerte del chaval.
Al amparo de este contexto en el que la Esperanza Macarena había pasado a formar parte del devocionario de los españoles empiezan a surgir cofradías que tomando como referente la corporación sevillana promueven la devoción a la Virgen de la Esperanza encargando nuevas imágenes bajo el patrón iconográfico de la Esperanza Macarena.
Las primeras cofradías surgidas
tomando como referente la Hermandad de la Macarena nacen en Andalucía, así en
1927 se funda en Jerez la Hermandad del Santísimo Cristo de la Yedra y Nuestra
Señora de la Esperanza y en 1928 en Granada la Real Hermandad y Cofradía de
Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la
Esperanza –tomando por titular una talla portentosa de José Risueño de 1718. El
28 de febrero de 1940 se erige en Córdoba la Piadosa Hermandad y Cofradía
de Penitencia del Santo Cristo de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza,
en clara alusión a la hermandad sevillana, la imagen titular es obra de Juan
Martínez Cerrillo en el año 1947.
En
Madrid se funda en 1940 por un grupo de
sevillanos la Hermandad del Gran Poder y la Esperanza Macarena, encargando en 1941 la realización de su imagen titular
al imaginero Antonio Eslava Rubio, autor entre otras obras de las dolorosas de
las hermandades hispalenses de Santa Cruz y Jesús Despojado. Cuatro años
después se funda en Salamanca la Hermandad Dominicana del Santísimo Cristo de
la Buena Muerte, Nuestro Padre Jesús de la Pasión, Nuestra Señora de los
Dolores y Ntra. Señora de la Esperanza. La primitiva imagen de Ntra. Sra. de la
Esperanza sería obra de González Macías (1945), sustituida en 1952 por otra imagen
de Damián Villar retallada por Javier Roán en 2001. También en el año 1944, se
funda en Badajoz la Cofradía del Santísimo Cristo del Descendimiento, María Santísima
de la Piedad y Nuestra Señora de la Esperanza, esta última del imaginero
Castillo Lastrucci de 1945.
En 1950 la Cofradía del Vía
Crucis de Zamora decide solicitar al imaginero Víctor de los Ríos una imagen de
la Virgen de la Esperanza adaptando el modelo macareno a los gustos
castellanos, la devoción a esta imagen propiciaría la creación de una sección
de damas dentro de la cofradía del Vía Crucis, que a partir de 2010 ostenta el
título de Cofradía de la Virgen de la Esperanza. En 1953 la recién fundada
Cofradía de la Esperanza de Lugo encargó a D. Ángel Rodríguez Puente la
realización de su imagen titular conforme al modelo de la dolorosa sevillana.
La declaración de la Esperanza Macarena como patrona de los Agentes Comerciales
supuso el germen de la fundación de una cofradía de agentes comerciales en
Ávila en torno a una imagen de la Virgen de la Esperanza realizada por Manuel
Romero en 1954.
Muchas de las nuevas cofradías
asumen incluso el título de la Esperanza Macarena como advocación titular:
Cofradía de Jesús Cautivo y la Esperanza Macarena de Sta. Cruz de Tenerife
(1959), la Hermandad Del Gran Poder y la Esperanza Macarena de Barcelona
(1965), Hermandad de la Sagrada Pasión y la Esperanza Macarena fundada en Santa
María de Bulacán, Filipinas (1991) o la Hermandad de Jesús de Medinaceli y la
Esperanza Macarena de Miami (1996), estando detrás de muchas de estas cofradías
grupos de emigrantes sevillanos.
---
Trece siglos después de la
institución de la fiesta de la Expectación del parto, la religiosidad popular
española sigue teniendo a la Virgen como especial abogada reconociéndola como Esperanza Nuestra.
Fuentes:
CRUZADO A. La Esperanza: Iconografía de la Virgen de la Esperanza. Revista MIRIAM.
DE LA CAMPA CARMONA, R. La conmemoración de María en el tiempo de Adviento. la fiesta de la Expectación del Parto, primitiva memoria mariana de la Iglesia hispánica. Congreso internacional "María signo de identidad de los pueblos cristianos" religión, antropología, historia y arte. 2010.
ESCUDERO MARCHANTE J.M. y
MARTÍNEZ DEL VALLE G.J. La pintura de la
Purificación de la Divina Enfermera. Recuperación de una notable obra pictórica
del barroco sevillano del siglo XVIII. Boletín de las Cofradías de Sevilla.
Nº 586. 2007.
GUERRERO VENTAS P. La Archidiócesis de Toledo y su piedad
popular. I.T. San Ildefonso. 2004.
MARÍAS F. La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631). CSIC-CSIC
Prensa. 1986.
MARTÍNEZ-BURGOS GARCÍA P. y
RODRÍGUEZ GONZÁLEZ A. La fiesta en el
mundo hispánico. Ediciones de la Universidad de Castilla la Mancha. 2004.
MUSEO DE LAS FERIAS. La Virgen de la Expectación. Museo de
las Ferias, Medina del Campo. Pieza del mes, junio 2001. Medina del Campo.
NOGALES MÁRQUEZ C.F. Las Vírgenes de la Esperanza en Sevilla. La
Navidad: arte, religiosidad y tradiciones populares. 2009.
[i] DE LA CAMPA CARMONA, R. La conmemoración de María en el tiempo de Adviento. la fiesta de la Expectación del Parto, primitiva memoria mariana de la Iglesia hispánica. Congreso internacional "María signo de identidad de los pueblos cristianos" religión, antropología, historia y arte. 2010.
[ii] NOGALES
MÁRQUEZ C.F. Las Vírgenes de la Esperanza
en Sevilla. La Navidad: arte, religiosidad y tradiciones populares. 2009.
[iii]
CRUZADO A. La Esperanza: Iconografía de la Virgen de la Esperanza. Revista
MIRIAM.
[iv] MUSEO
DE LAS FERIAS. La Virgen de la
Expectación. Pieza del mes, junio 2001. Medina del Campo.
[v]
ESCUDERO MARCHANTE J.M. y MARTÍNEZ DEL VALLE G.J. La pintura de la Purificación de la Divina Enfermera. Recuperación de
una notable obra pictórica del barroco sevillano del siglo XVIII. Boletín
de las Cofradías de Sevilla. Nº 586. 2007.
[vi] Frente a la iconografía más tradicional de la
Pura y Limpia en Sevilla se conservan varias imágenes de la Virgen vinculadas a
la Inmaculada Concepción en actitud de oración, tal y como aparece la Divina
Enfermera en esta pintura, como la Inmaculada Concepción del Convento de San
Buenaventura, apodada La Sevillana, o
la Virgen del Voto de la que se conserva un grabado en la edición impresa del
Voto Concepcionista de la Sacramental del Salvador de gran similitud con la
pintura de la Divina Enfermera.
[vii] El artículo de José Mª Escudero Marchante y
Gonzalo José Martínez del Valle constata numerosos elementos consignados en el
inventario de la cofradía de 1767, entre ellos varias de las joyas, como el
rosario de coral rematado en un ancla, o los lazos de plata que adornan las
guirnaldas de las mangas y la mantilla.
[viii]
GUERRERO VENTAS P. La Archidiócesis de
Toledo y su piedad popular. I.T. San Ildefonso, 2004.
[ix] La
Hermandad de la O está consignada en el apartado de hermandades penitenciales
por el breve espacio de tiempo de su conversión en hermandad de sangre.
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